Ella no lo sabía, pero él tenía un plan. Cuando volviera a verla, ya no sería el mismo. Habría vivido más, habría hecho más cosas, habría aprovechado el tiempo. Se escondería de ella hasta que estuviese preparado, jamás le contaría nada de sus progresos. Quería que ella le prestase atención, que al verlo se acordase del simpático y triste chico de antes, pero que se quedara impresionada al verlo aparecer con una enorme, sutil y amable aura de sabiduría. Soñaba con invitarla a un café y regalarle una flor con su primer sueldo; explicarle humildemente sus pequeños pero constantes triunfos. Soñaba con el reencuentro, él vestido con un traje de pobres, presentarse como un pequeño señor que se había ganado todo lo que tenía. Soñaba con su sonrisa, y su plan, que tantos años y esfuerzos le costaría realizar, tenía sólo ese fin.
Pero también le preocupaba que el café nunca llegase. Sobre todo, le preocupaba que el resultado no dependiese de él. Que por mucho esfuerzo que hiciera, ella nunca quisiera verlo de nuevo. Que jamás volviera a sonreírle. Que estuviera haciendo cosas no por sí mismo, sino por un fugaz deseo. Que el amor cambiase durante el tiempo, que lo llamaran química, capricho, ingenuidad o sexo, que él sólo fuese un actor en una película de guión impasible.
Pero entonces pensaba que, al menos, recorrería camino, y que la sonrisa de ella era la idea que más le gustaba.
Mostrando entradas con la etiqueta esto no rima. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta esto no rima. Mostrar todas las entradas
domingo, 15 de junio de 2014
domingo, 11 de noviembre de 2012
Un hombre no puede rendirse
Un hombre no puede
rendirse. No puede porque la vida es una guerra estúpida y
sangrienta en la que uno se ve envuelto sin saber por qué, con
enemigos a todos lados, solo y abandonado. No decides estar ahí, no
decides vivir. Por eso no puedes rendirte, nadie te ha preguntado si
quieres luchar. No hay código ni treguas, no hay reglas, sólo
puedes cubrirte de sangre. Ni siquiera la muerte es una opción,
porque abandonar es una batalla contigo mismo que nunca vencerás.
Estamos obligados a luchar sin sentido en este mundo cruel y absurdo,
donde sólo brillan los que entienden que somos bestias arrinconadas,
esclavas de sus instintos, y que debemos darlo todo por un tenue
aliento de felicidad.
Etiquetas:
crueldad,
dadaísmo,
esto no rima,
existencialismo,
guerra,
instinto,
lucha,
meaning of life,
muerte,
náusea,
pasodevuestropompis,
yomismienmimismez,
yoyomismoymiegocentrismo
domingo, 4 de noviembre de 2012
Alguien como yo
- Quiero saber, ¿alguna
vez has conocido a alguien como yo?
- ¿A qué viene esa
pregunta?
- Quiero saber, eso es
todo. Quiero saber si hay más gente como yo. Que tenga mis mismas
dudas. Quiero saber si mi locura es normal o es algo que todos
padecen. Si soy especial.
- ¿No será que quieres
más bien el reconocimiento de los demás? Siempre estás buscando
eso.
- Oh, bueno, quizá sí.
Pero no me líes. Quiero saber si alguna vez has conocido a alguien
como yo. Si no, no tiene mucho sentido tenerte a mi lado. De hecho,
si no soy único, no tiene mucho sentido vivir. Quiero decir,
existir. Ya sabes, cuando hablo de esta manera, todo el mundo cree
que me voy a quitar la vida o algo por el estilo. No es eso, es sólo
que la vida no tiene mucho sentido. Y tampoco creo que lo tenga
siendo único. Pero bueno, dime, no me dejes hablando solo, siempre
me pasa lo mismo.
- No entiendo qué
quieres. Te comes mucho la cabeza. No me gustan estas conversaciones.
- Yo creo que en realidad
sí debo ser único. Seguro que nunca has hablado con alguien de algo
así. Y en cambio, para mí, estas conversaciones son normales.
Entiendo que te pongan nerviosa, siempre lo hacen. Bueno, no quiero
molestarte, pero me estoy buscando a mí mismo. Y me aprovecho de ti
porque me conoces un poco.
- …
- En realidad me da miedo
no gustarte. Lo del reconocimiento, sí, sería como una especie de
eso. No quiero que hablando así te vayas. Pero es mi forma de
hablar, de tanto en cuanto.
- ¿Y tú? ¿Alguna vez
has conocido a alguien como yo?
- Uhm... No estoy seguro.
No te conozco bien. Creo que puedes estar hecha de partes de otras
personas. No me gustaría eso. Me gustaría que fueras única, aunque
todavía no estoy seguro de si lo eres. Me gustaría que fueras
única.
- …
- No quiero entristecerte,
en realidad creo que eres bastante especial. Mucho. Por eso te he preguntado. Es como lo que me pasa a
mí. ¿Soy único? Siguiendo con el miedo a que me dejes solo, creo
que si eres capaz de mantener esta conversación, entonces sí eres
especial. No te pido que la mantengas, no es una prueba. Hazlo sólo si
quieres.
Lo que no quiero es que nos alejemos. Sólo quiero que seas única, y creo que si dejas de pensar un poco en mi locura, entonces lo serás. Que pienses tanto en mi locura me hace volverme loco. ¿No podemos ser, y ya está? Suéltate un poco y sólo dime, ¿alguna vez has conocido a alguien como yo?
Lo que no quiero es que nos alejemos. Sólo quiero que seas única, y creo que si dejas de pensar un poco en mi locura, entonces lo serás. Que pienses tanto en mi locura me hace volverme loco. ¿No podemos ser, y ya está? Suéltate un poco y sólo dime, ¿alguna vez has conocido a alguien como yo?
- **.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Supervivencia
Los poemas deben
escribirse en cuanto se piensan. La máxima nulla dies sine linea
no expresa una cuestión de perfeccionamiento, académica, sino de
improrrogable, primordial, imperiosa e ineludible supervivencia.
Tus
poemas no sobrevivirán al paso del día. El poema depende de tus
concretas circunstancias de pensamiento, cambiante según nimiedades
como el tráfico, tu estado anímico, el clima, tu percepción de la
luz y del tiempo. Desde el mismo momento en que se te ocurren están
moribundos, esperando el remedio que sólo puede darles tu trazo en
un papel. Si no se lo das, ten por seguro que morirán en ti.
martes, 21 de agosto de 2012
Es nieve
Es nieve. Pero
no es fría,
y es nieve.
Está siempre fundiéndose
porque arde por dentro,
y es nieve.
Se deshace como el azúcar,
es ligera, es fresca, es suave,
es agua, es nieve.
Es blanca, y es roja bien dentro.
Es nieve.
Es calor por el que hay que esperar.
Es que se revela con el sol.
Es nieve.
Es algodón,
es caminar por las nubes,
es hundir las pisadas,
es sumergirse,
es ahogarse dulcemente en vapor,
es nieve.
Es una sábana,
Es una sábana,
es seda, es su piel,
es una sepultura blanca,
es nieve.
Es agua dulce,
es cielo,
es lluvia, no,
es nieve.
Es calor,
Es calor,
se funde sin sol,
me funde a mí,
me desintegra,
me desintegra,
sabe,
es roja sangre,
flota,
me ahoga,
me acaricia,
me entierra,
pero es nieve.
me ahoga,
me acaricia,
me entierra,
pero es nieve.
sábado, 28 de abril de 2012
En blanco
En blanco.
Sin saber qué decir.
Sobrante papel
por todos los conceptos.
Me como el papel,
a mordiscos.
Mordisquitos,
arranco sus órganos de celulosa.
Cruelmente lo privo de su papelismo.
No quiero matarlo,
quiero que confiese.
Quiero que siga vivo
por si todavía escribo algo.
Cada vez queda menos espacio.
He comido papel
y la fibra me posee.
Mi estómago
me orienta al inodoro,
de momento
tan blanco como el papel.
Y es que escribir es vomitar.
Ya me lo he comido.
Voy a por otro.
viernes, 20 de abril de 2012
Autorreteatro
Egocéntrico,
en primer lugar.
Jugador y niño,
feérico y monstruoso.
Animal racional. Caracoliano.
Político. Sexual. Hambriento.
Engañoso sin haber sido visto.
Místico y no eufemístico.
Diáfano en lo relativo.
Pasionalmente razonable.
Pensador y guerrero,
extrovertido y solitario.
Violentamente pacífico,
herbívoro,
valiente en la vida y cobarde en la
muerte.
Anacrónico y sin embargo,
avanzado existo,
obsoleto, bandolero.
Humanista y científico,
soñador nefelibata
y luchador del barro.
Libre y dolido,
inofensivamente cruel.
Empedernidamente macabro,
a fuego preservador.
Pecador juez, árbitro, profesor y
padre;
y alumno eterno.
Comunista e individuo.
Autoconvencido de que estoy equivocado.
Firme y adaptable
o voluble,
cautivo.
Rebelde con todo
y conformista con poco,
perfeccionista.
Excitado músico silábico, escribidor,
vago y romántico.
Amador, amante sobre todo.
martes, 31 de enero de 2012
Cuidarte
¿Cómo pude hacerte llorar?
¿Qué clase de hombre soy?
No me gusta verte llorar,
y no es porque me sienta mal.
Es porque sé que tengo que cuidarte,
estés donde estés,
porque cuidarte es cuidarme también a mí,
porque cuidarte es el sentido de mi vida,
y si no te cuido no creo que sirva para nada más.
¿Qué clase de hombre soy?
No me gusta verte llorar,
y no es porque me sienta mal.
Es porque sé que tengo que cuidarte,
estés donde estés,
porque cuidarte es cuidarme también a mí,
porque cuidarte es el sentido de mi vida,
y si no te cuido no creo que sirva para nada más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)