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domingo, 18 de noviembre de 2012

Simetría

Él era una persona muy inteligente, tanto que fue capaz de enseñarme algo. Me dijo que respecto a ese tema había dos conceptos fundamentales: la simetría, y del primero no me acuerdo.

La simetría es la correspondencia exacta, de forma que si tratas de distinguir dos cosas simétricas, jamás lo conseguirás, porque son idénticas, cada una a su lado del espejo, pero mirándose, inmóviles en su similaridad, queriéndose. Por eso la pregunta “¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre?” es absurda y no lleva a ningún lado, ¿cómo puede quererse más a uno que a otro? Ningún amante se pregunta quién da más de los dos.

He decidido dejar la asimetría. Las aristas se me clavan en la carne y me causan daño, los vértices me punzan y cuerpos gelatinométricos surgen de mí por los ángulos entreabiertos. Por eso ahora, cuando me pregunten “¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre?”, responderé con voz calculada: “a mi madre”.


domingo, 11 de noviembre de 2012

Un hombre no puede rendirse


Un hombre no puede rendirse. No puede porque la vida es una guerra estúpida y sangrienta en la que uno se ve envuelto sin saber por qué, con enemigos a todos lados, solo y abandonado. No decides estar ahí, no decides vivir. Por eso no puedes rendirte, nadie te ha preguntado si quieres luchar. No hay código ni treguas, no hay reglas, sólo puedes cubrirte de sangre. Ni siquiera la muerte es una opción, porque abandonar es una batalla contigo mismo que nunca vencerás. Estamos obligados a luchar sin sentido en este mundo cruel y absurdo, donde sólo brillan los que entienden que somos bestias arrinconadas, esclavas de sus instintos, y que debemos darlo todo por un tenue aliento de felicidad.