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domingo, 30 de junio de 2013

De película

He visto cómo cuidas tu casa. Proteges a tus hijas, rechazas a los hombres, pides los préstamos, echas a los pedigüeños. Te ulceras por un pedazo de pan, tramas y matas y lo justificas. Te mueres de inteligencia, y eres buena, y desde los tobillos hasta tan alta tu frente te devora el orgullo, tan despacio, pero implacable como tú.

Eres la protagonista de una historia atroz, eres una matanza con arsénico, eres una musa de Tarantino, eres Scarlett O'Hara y la tierra roja de Tara.

Y yo soy igual. Yo el conde de Albrit, tú la condesa. Somos más orgullosos que buenos. Somos un hombre y una mujer excepcionales, los que luchamos por el pan pero no por el amor. Somos los que no toleramos un desprecio, los que no nos rebajamos, los que morimos de pie. Hay algo de placentero en el desprecio de los que nos hacen daño, y eso nos une.

Pero eso mismo nos separa. El orgullo. La soledad es para los dos un común placer, pero su disfrute no puede ser compartido por soledad. Mi casa y los míos, tu casa y tus hijas, tu ajuar, tu tierra roja. Eso es lo que nos da nuestra fuerza. Sé que nos queremos tanto que no estamos hechos el uno para el otro.

Y casi diría, querida, que me importa un bledo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Como tú me quieres

Me quieres como si estuviera en una frontera,

como si fuera siempre el último día,

como si todo el mundo estuviera equivocado,

como si me fuera de un aeropuerto,

como si llegara.


Me quieres si estoy contigo,

si estoy solo,

si estoy con otra,

aunque te duela.

Me quieres sin palabras,

me quieres como si fuera lo único que existe,

aunque no existiera,

como si fuera verdad,

como si todo el mundo estuviera equivocado.


Como si tuviera corazón,

como si valiera la pena,

como si te esperara.


Como si estuviera muerto,

como si estuviera en tu memoria,

como si fuera un recuerdo.


Como si estuviera moribundo,

como si viviera radiante,

como si desafiara al mundo.


Por eso te quiero yo

como si me quisieras.