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martes, 15 de abril de 2014

A mi estrella

Ya lo entendí. Ya te encontré. Te reflejas en los rostros de las mujeres. Sin ser una de ellas, eres más que ellas. Eres una idea, un pensamiento, una algarabía. Eres una luz inalcanzable, inasible, a tres mil años de viaje de mí. Eres la combinación de todas sus miradas.

A veces te veía en una de ellas, y te perseguía. Ahora sé que eres fugaz, que apareces en la punta de su nariz, y te fugas. Sé que lo haces por mí, para que, buscándote, olvide la vida de plomo.

Sé que tu fantasía me mantiene vivo. Sé que me acusan de soñador, de hablar con vientos, nubes y estrellas, como si fuera el crimen de un ermitaño.

No importa. Afuera de mi casa tengo flores, sembradas en el campo como a ellas les gusta estar. Un día, mientras las esté regando, sé que volverás a posarte liviana sobre una de ellas. Entonces le diré que ha vuelto mi estrella.

sábado, 29 de marzo de 2014

Tu casa

Me gustaría ser tu casa.
Nada más que tu refugio.
El sillón que abraza tus músculos cansados.

Me gustaría ser tu abrazo.
Las paredes que tienen ojos, pero no hablan.
Me gustaría ser tus muros.

Me gustaría ser tu inmueble
para no seguirte jamás,
sólo esperarte.

Me gustaría ser el inicio de tus viajes
y el final de tus problemas,
pero no estar nunca en medio.

Me gustaría ser tu alfombra,
tu mascota, tu cama, tu candil.
Todo aquello que te recibe con alegría,
sin preguntarte dónde has estado.

Me gustaría ser tu valor,
tu espina.
Me gustaría ver tus ratos,
sobre todo los tristes.

Me gustaría sólo dar,
ser tu despensa, tu cocina.
Ser el lugar de tu paz,
ser tu hogar, tu chimenea.

Ser el fuego cuando el tuyo se apague.
Ser tu incienso, tus sales de baño.
Ser el amor, incombustible.
Esperar mi ruina
cuidándote.