Sé que hay muchas cosas
que no pudiste hacer. Ver todas las películas que ha hecho el
hombre, viajar a todos los países antes de que sus fronteras
cambien, para tener que volverlo a hacer. Acostarte con miles de
mujeres, porque cada una sabe distinto. Probar todas las bebidas,
tirarse en paracaídas. Jugar, aprender, divertirse. Ver mi nueva
casa. Conocer a mi última chica. Alegrarte por mi última matrícula.
Verme conducir, o subirme a un escenario. Verme cantar. Montar en
bicicleta juntos. Ir de excursión.
Hace un tiempo me dije
que no dejaría de hacer cosas nuevas, cosas que, sobre todo, me
dieran miedo. Tú me has hecho ver que no me queda tiempo, que ha
empezado la cuenta atrás. He retomado las ganas de volar, y me he
reforzado las alas con barro cocido. Quiero hacer todas esas cosas
que tú no pudiste hacer. Volaré alto, como te dije, hasta que
llegue al sol. Como aquel poeta muerto, viviré.
Y así moriré, habiendo
vivido, estrellando mi imaginación contra el suelo, rompiéndola por
fin, rompiendo mi caja, esparciendo mis ideas, desfigurado, pero
habiendo vivido con tu recuerdo.